terça-feira, 18 de maio de 2010

Indio de la Dragonera





En la contemplación cálida de la inmensidad del mar,


tus ojos, azules caracolas, reflejan la cara calcárea del Indio,


la barca en la que navegamos hace un ruído de trabucos.





Por aquí ya pasaron muchos piratas, estrellas, universos,


gigantes ballenas y pequeñas sirenas, hay un faro erguido


al extremo final de la isla, desafiante cómo una tormenta.





La Cala del Indio intimida, tiene en la mirada misterio,


sus ojos son sal y roca y silencio, sangre que formó a este


Indio, volcánicamente, de manera subterránea.





A través de los pasillos marinos con permiso del tiempo y de


las morenas, se formó este indio pétreo encallado en


esta cala de esta isla de espaldas al mundanal ruído.





Dando la bienvenida a los vientos de tramuntana,


que moldean su aspecto y así su fama; amigo de las



gaviotas, las sierpes y las rudas cabras.





En el horizonte una llamarada fulgurante se hunde en el mar,



es el sol que se marcha a otra parte, fin de la tarde, que trae poco



a poco un chorro de estrellas, junto al exótico nácar de la luna vertiginosa.









sábado, 3 de abril de 2010

Enamorados

La luna estaba delgaducha,
recuerdo, en aquella noche
que te conocí.

Los barcos soñaban que
eran hombres,
los hombres que eran piedras,
mi izquierda mano,
sobre tu diestra.

La noche se fué cerrando,
con mi corazón desbocado,
bebiendo el néctar de tus labios,
tan dichoso como
el primer vuelo de una mariposa.

quarta-feira, 31 de março de 2010

La solución marina

la piedra es suave

de milenarias lamidas

en el fondo del río

es galanteada.

El agua es la sinergía

fundamental de todas

las cosas.

Cuando el hombre agote

todo aquello que debía conservar

y estar eternamente agradecido,

por siempre jamás, cómo una gran

resaca perpetua, no habrá más nada

donde colgar el ego, de tanta sed,

de vanidad y fausto y fama, y sin nada

más, la población mundial se lanzará

a la supervivencia, no era para menos,

la muerte entonces es cuando sale de

la nada, para lo concreto, con una

puntería demoníaca, se conocen los

números, los códigos postales, el

escalón donde vas a tropezar,

que estaba esportillada la baldosa

del extremo izquierdo del escalón,

en el ángulo superior derecho,

reproduciéndo éste, mágicamente,

una estrella preciosa, maravillosa,

blanca cómo la nieve.


El mundo será fascinante, sin palabras,

Un silencio acogedor y profundo,

tan blanco cómo una postal negra.

sábado, 27 de março de 2010

Luces

Siempre llevo luces en el bolsillo:
por si se me apaga el día, o el cigarrillo.

A veces que no las tengo,
las arranco de las farolas,
o hago cómo que si las tengo.

Luces, acción, dijo el director,
todo se iluminó, los actores,
en el aire sostenidos por muchas luces.

Tierra

Ahora que desciendo y toco la tierra,

es por ella que vengo al cielo,

y me voy sin ella.

Tus caminos están llenos de ella,

se deshace ya transparente,

violines de sangre,

nubes de hiedra,

por la tierra, y de ella nace algo,

algo que no es algo, y nada, y sólo tierra.

En este tránsito entre el cielo y la tierra,

quiero hacer el paso por un camino de tierra.

domingo, 14 de março de 2010

Mi amada

Me cruzé con Rose en un camino,

su pelo olía a lluvia; andaba con la punta

de los pies ligeramente despegados del suelo.

Cuando me giré, fugaz, ya estaba

lejos, entraba en el cielo, verde y completamente

redondo, sí, el cielo, desgreñándose sus miles de brazos,

caprichoso, olvidado de sí, cómo Rose que cura la patita de

MeMel o el tajo en la espalda de Taipe en su día.

Te vi en las salas más extensas del cielo Rose, la luz

cada día te traía nuevas flores con las que jugar,

y en tu corazón noble cómo el ciprés, misterios fueron conjurados.

sexta-feira, 26 de fevereiro de 2010

Ángel defenestrado

Hay un nido en el cielo,
ciego y múltiple,
cómo un anillo dorado.
Vendrán las ninfas,
eternas juguetonas,
de azules pensamientos,
a defenestrarte amigo puro,
con convincentes argumentos.

sábado, 13 de fevereiro de 2010

Rio Trancoso


Mar Azul

O sol era tão caliente que,
A agua do mar de verde,
Passou ao Mar Azul.

Fagocitados

Es la hora en que la mujer del hombre que vende pasteles se va de paseo por los rascacielos de los suburbios. Va saltando uno tras otro, los chicos más altos desde sus ventanas la ven pasar con rapidez. Mientras tanto su marido está cargando su furgoneta de pasteles de chocolate, que repartirá a los niños ricos. Los pobres hoy, y como simpre a esta hora no comeran. Su mujer que está muy gorda se la ha comido la luna, que estaba hambrienta.

Bizcocho a Dos

Tarde tras tarde, día después de otro,
en verano y en invierno, es en este parque,
dónde te espero, soy yo quién te espera, con
un sombrero azul en las manos y una sonrisa
de esperanza dibujada en mis labios;
Ha cambiado la estación, los pájaros la anuncia,
aquí seguiré, aguardando por tu amor.